martes, 23 de septiembre de 2008

Accesibilidad en el hospital

Mi intención es que este blog sea positivo, muy positivo pero, evidentemente, no dejo de pensar en algunos problemas. El mas evidente es a la hora de la exploración ginecológica: subir a la camilla. Es bastante complicado, y si lo es ahora ¿como será cuando tenga el bombo de 9 meses? ¿No existen camillas hidraúlicas como en los dentistas? El problema de colocar bien las piernas creo que depende de la posición de los soportes, por que unas veces me cuesta un mundo y otras lo hago sin problemas. Creo que es un tema a tratar en mi próxima visita al ginecologo. No quiero que se decidan por la cesárea por que un día me cuesta poner las piernas en su sitio.

He encontrado este artículo en internet que lo explica bastante bien, aunque he de puntualizar que, afortunadamente, la actitud de los médicos ante la sexualidad de una mujer discapacitada se ha abierto bastante:


"Ir al ginecólogo, otra barrera a superar desde la silla de ruedas"
elmundosalud.com (17/05/2004)


Las mamografías no son el único terreno en el que la discapacidad multiplica por dos las dificultades que conlleva ser mujer.
Precisamente este año, con motivo de la celebración del Día de la Mujer, el 8 de marzo, la Confederación Coordinadora Estatal de Minusválidos Físicos (Cocemfe) redactó un manifiesto en el que este colectivo plasmó sus exigencias.
Porque, aseguran, siguen teniendo dificultades a la hora de ejercer libremente su sexualidad y su maternidad. Porque los médicos siguen abusando innecesariamente de las cesáreas cuando ellas dan a luz, y también porque "estos mismos discursos estereotipados se repiten cuando queremos participar en programas de fertilidad o cuando decidimos adoptar".
Además, se quejan de la falta de accesibilidad en las consultas de los ginecólogos, donde subirse a las camillas de exploración sigue siendo poco menos que 'misión imposible'. "A diferencia de lo que ocurre en las consultas de los dentistas, donde las camillas se suben y se bajan", explica Carmen Riu, de la asociación catalana 'Dones no Estándar', "en el ginecólogo todavía necesitamos que alguien nos suba a la camilla". Eso sin contar con la falta de hebillas para sostener las piernas. "Es una tortura", asegura.
El presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, José Manuel Bajo Arenas, defiende el papel de sus colegas asegurando que no se trata de un problema de inadaptación, sino de presupuesto. "Ojalá hubiese camillas adaptadas en todos los hospitales españoles, como las hay en las consultas de los dentistas, pero eso no es más que una cuestión de presupuesto. Estamos abocados a un proceso de sustitución de las camillas más antiguas que llevará tiempo".
A juicio de Riu, esta situación suele acabar repercutiendo en la actitud de estas mujeres hacia el ginecólogo. "Yo he cambiado varias veces de especialista, no me llevo bien con ellos", admite Carmen, en silla de ruedas desde los siete años a causa de la polio.
Y es que sus malas experiencias en este terreno empezaron demasiado pronto. A los 24 años, cuando fue a la consulta a que le recetasen anticonceptivos, su ginecólogo se extrañó, "¿Usted para qué los quiere? No le servirán de nada". Hoy, a los 52, con dos hijas de 25 y 22 años, se ríe de aquello, pero insiste en que la situación sigue siendo grave. "Esto es lo habitual, a la asociación vienen mujeres que no han visitado al ginecólogo desde hace más de veinte años".
María Ángeles Cózar, responsable del área de la mujer de Cocemfe, también habla de una relación "conflictiva" y de un "miedo a lo desconocido" de muchos especialistas que no saben cómo tratarlas. "Todas las cuestiones ginecológicas son una barrera insalvable para nosotras", denuncia.
Información recogida de elmundosalud.com del día 17 de mayo de 2004"

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