jueves, 17 de septiembre de 2009

¿Gatear o andar?

Así estamos, haciendo intentos, equilibrios y teniéndome siempre a un centímetro de distancia por si acaso ¡Este niño no para quieto!

Vimos claro que algo había que hacer cuando Miquel se empezó a agarrar de los bordes de la cuna y a saltar de rodillas. A parte de no separarme de él ni un minuto si estaba despierto, tomamos dos medidas: empezar a meterlo en su cuna grande para que se vaya habituando y comprarle una alfombra grande de goma para estar en el suelo.

En la cuna grande le pusimos un móvil precioso con patitos, luces y sonidos que compramos ya antes de que naciera. Pues bien, se lo quedó mirando sentadito, empezó a hacer pucheros, pucheros y rompió a llorar como nunca lo había oído ¡Le daba miedo! Así que para que aceptara estar en la cuna, hubo que quitar el dichoso juguete. Empezamos con la barandilla bajada del todo a jugar con él en la cuna y poco a poco la fuimos subiendo y se quedó tranquilito en su cuna. Ya duerme alguna siesta de día en ella.

La alfombra le encantó desde el primer momento, para estar sentadito, tumbarse boca abajo y moverse tipo break dance dando vueltas sobre si mismo aunque lo de gatear le sale mejor para detrás que para delante por que se empeña en ayudarse con la cabeza, pero todo llegará... Yo creo que va mas adelantado en aguantarse de pie que en gatear. Para ponerlo en la alfombra o cogerlo de ella me pongo en la silla de ruedas y me es bastante fácil.

El mes que viene será su bautizo y sus abuelos le van a comprar un andador. No, no soy partidaria de que el niño corra sin ton ni son con el andador antes de tiempo pero me irá genial para que el niño juegue en el andador bloqueado o darle la papilla, ya que darsela en brazos es bastante complicado por que no le puedo mirar de frente. Tiene su trona enganchada a la mesa pero yo no puedo subirle a ella.