Tengo muchas cosas que contaros y todas buenas. En mi penúltimo mensaje hablaba de mi bajón moral y he recibido mucho apoyo. Alguno inesperado, una se cree en el absoluto anonimato en internet y después recibe unas bonitas palabras de los más cercanos ¡Gracias, Inma! ¡Gracias, Luís)
Después de un bajón sólo queda subir y fue más fácil después del desahogo. El sábado 3 fui a la tetada popular de la semana mundial de la lactancia materna. El año pasado también fui con Miquelito bien escondido en el vientre pero este año pude presumir de mi niño. Casi no participo por que Miquel no tenía hambre pero después de un paseo me puse a darle el pecho mientras Jordi se iba a hacer la compra. Miquel ya es un experto y se coge muy bien, lo malo es que es super cotilla y a cada rato se levantaba, o sea, se sentaba él solo a mirar el ambiente. Me siento muy a gusto dándole el pecho aunque en una silla plegable en la calle no me sentía muy cómoda. Me refiero a insegura por que no me da vergüenza alguna, evidentemente. En casa ahora se lo sigo dando en el sillón reclinable o en la cama pero a veces se lo doy en el sofá y ahí es super fácil: lo siento a mi ladito de cara al respaldo del sofá y así mama muy a gusto sin pesarme nada por que se aguanta perfectamente sentado. Con lo mal que empezó la lactancia, es increible que hayamos llegado a este punto y sigue...
La semana pasada estuve centrada en los preparativos del bautizo. Estaba muy cansada, Miquel está tan empeñado en ponerse de pie que se ha olvidado de cómo sentarse y tumbarse y cuando se lo recuerdas se cabrea. Busca la barandilla de la cuna grande, el borde del moisés, el sofá, mis piernas... Cualquier punto de apoyo para levantarse. Incluso en una ocasión le dejé en la cuna grande con la barandilla subida al máximo para que no se pusiera de pie y jugara sentadito y así descansara. Pues bien, volví a la habitación corriendo por que estaba llorando: se había puesto de pie, estaba aferrado a la parte mas alta de la barandilla con la puntita de los dedos y de puntillas ¡y lloraba por que estaba incómodo! ¡será cabezón! Y encima se aferra de tal manera que me cuesto mucho separarlo. Esto también afecta a lo que es el cambio de pañal. Se ha convertido en un corre que te pillo nudista y estresante. Para cambiarle el pañal ha de estar tumbado boca arriba y eso es muy aburrido así que he de pelear con él para que vuelva a tumbarse en el cambiador y boca arriba. La verdad es que lo acabo consiguiendo por que la naturaleza juega a mi favor. El señor está descubriendo ahora los encantos del onanismo aunque es un poco bruto la verdad (yo le recuerdo que quiero ser abuela). Esto quizá me da una tregua de medio minuto, si tengo la suerte de que se acuerda del jueguecito, para colocar el pañal y poco mas por que enseguida se quiere poner de rodillas y de pie de nuevo... ¡Agotador!
El cambio de cuna está siendo un auténtico desastre, quizá hemos esperado demasiado... Es imposible dormirle dentro de la cuna, es imposible dormirle en brazos cerca de su cuna por que está pendiente de cuando lo vas a dejar... La única solución que hemos encontrado es quizá la peor: dormirlo en nuestra cama y después llevarlo a su cuna. Si, estamos haciendo colecho, ya sé que lo hicimos en Galicia y nos fue genial pero estabamos de vacaciones y no importaba levantarnos antes o después. Pero ahora no descansamos bien con el niño en medio. Ya sé que es poco probable pero tememos aplastarlo. Además, a veces le duele la boca al pobre. Hemos optado después de una semana sin dormir apenas por el día y durmiéndose a la una por la noche, de darle una pequeña infusión relajante especial para bebés en la papilla de la noche. Jordi ha conseguido dormirlo en brazos al lado de la cuna y después lo deja con mucho cuidado. Para mí eso es imposible, con el moisés lo hacía pero aquí no puedo así que he de dormirlo dentro de la cuna ya. Cosa muy díficil por que se pone a gatas, de pie... Después de mil vueltas y hora y media ¡lo he conseguido! para que duerma la siesta ¡a ver cuánto dura! Lo malo es que desde que duerme en su cuna me vuelve a pedir pecho de noche, así que a eso de las cinco de la mañana Jordi me lo trae a la cama para mamar y ya se queda allí hasta que me levanto. Si, lo sé, con siete meses y ya nos toma el pelo como quiere....
Ya escribiré otro post sobre el bautizo ¿os parece?