miércoles, 3 de marzo de 2010

Muchas gracias, papás!

Lo fácil sería borrar la entrada anterior, pero no sería ni sincera ni justa. Ni sincera con vosotros ni justa con mi padre. Este blog trata de las peripecias de una madre discapacitada. Y, por desgracia, lo más díficil no es cambiar pañales si no lidiar con prejuicios incluso de los más cercanos.

He tenido desencuentros con mis padres, choques por ver las cosas de manera diferente, típico entre generaciones ¿no? Pero al cuidar de un bebé, de mi hijo y estar tantas horas juntos, es fácil que todo salte por los aires. Muchas veces no han entendido mi "manía" de hacerlo todo yo, acusándome de orgullosa. Orgullosa, no pero si quizá quiera demostrar más que nadie por un antiguo complejo de inferioridad. Y por que creo que lo estoy haciendo bien y que es mi responsabilidad hacerlo yo mísma. Creo que llevar a mi hijo encima mío, como hace también su padre los fines de semana, es la mejor demostración de amor extra que le hacemos a Miquel. Cada vez que su padre se pone la mochila, el niño casi casi se le sube por las piernas e igual cuando yo me siento en la silla ¡es para verlo!

Tengo la ayuda de mis padres para cuidar de mi hijo y es estupendo. Un bebé de un año requiere atención continua. No lo puedes poner a jugar mientras tú haces otra cosa a su lado. No, por que él quiere hacer lo que tú haces o que juegues con él. Lo cual es maravilloso, de verdad pero lo cierto es que también debo hacer otras cosas como cualquiera. Y el apoyo que tengo en mis padres, no lo encontraría en ningún sitio. Además, que adoran a su nieto, claro está y eso te da tranquilidad absoluta.

Mis padres, durante mi embarazo, se mentalizaron para cuidar de su nieto y no para esperar a ver hasta donde podía llegar yo. Pero ahora lo entienden y cada vez mme dejan más espacio y tiempo con mi niño. Espero que siga siendo así.

Gracias papás, por todo lo que haceis y nos quereis aunque a veces las cosas se pongan díficiles para todos.

domingo, 28 de febrero de 2010

Muchas gracias, papá

Desde que nació Miquel, he tenido varios desencuentros con mis padres que se han ido solucionando, poco a poco. Pero con mi padre, especialmente.

Él ha sido especialmente crítico y duro con mi idea de llevar a mi hijo conmigo en la silla, utilizando formas realmente ofensivas. Le dí un toque de atención y se disculpó pero nunca he oído de su boca una palabra de apoyo o de alabanza hacía mí como madre. No necesito que me alaben por cuidar de mi hijo, pero quizá viniendo de mi padre, alguna vez, no me iría mal.

Le he avisado varias veces que no me siento querida ni respetada por él ni como hija ni como madre y su reacción ha sido la indiferncia. Sí, me ha dado más conversación, ha aceptado la mochila... poco más.

Ayer, en el primer cumpleaños de mi hijo, donde estuvo parte de la familia de Jordi, hubiera sido un buen momento para limar asperezas sólo con decir verdades. Mi padre estuvo especialmente elocuente. Era evidente que se le caía la baba con su nieto. Según parece el niño juega gracias a él, él le da de comer, camina gracias a él, pasea gracias a él y se porta muy bien cuando él le cambía los pañales. Ah! eso si, para dormirlo, la experta es la abuela. Ahí mi madre intervino para decir que se duerme mejor conmigo al pecho ¡Menos mal que, según parece, hago algo!

Bien, para empezar, mi padre le habrá cambiado los pañales al niño unas diez veces en todo el año. Hace un mes o así que he conseguido que mi padre llegue más tarde (ya lo sabeis) y se encuentra al niño alimentado, cambiado (a veces, dos veces) y jugando con su madre. Cuando él llega, yo aprovecho que juega con él para vestirme y desayunar (que también lo he hecho con el niño conmigo). Pues bien, después soy yo la que le preparo el biberón y se lo da. Entonces, él sigue jugando o caminando con él, si bien al niño no le entra mamitis o se pone pesado como dice mi padre.

Salimos a dar una vuelta con el niño encima mío o en el carrito, según me apetezca. Bueno, no es que no me apetezca llevarle, si no quie yo considero que a él si que le apetece llevar el carrito o a mí me apetece andar. Y lo de dormirlo, ni si quiera se intenta por la mañana. Si se duerme en el paseo, bien. Generalmente, si le da la papilla del mediodía el abuelo, ya que yo ayudo a mi madre en la cocina. A la tarde, se la doy yo casi siempre y después, depende de la tarde, mi padre y mi madre juegan con él o lo duerme mi madre, si al niño le apetece mientras yo me ducho. Pero el gran marrón de dormirlo en la siesta y en la noche, le toca a su madre y a su padre, respectivamente. Cómo es natural. Bastante poco disfruta mi madre del niño por ayudarme a mí con la casa, siempre se lo digo. Por razones obvias, el niño ha practicado más con él que conmigo el andar, pero últimasmente también lo hace con el andador.

Esto es así, no quiero medallas por ello, lo hago superfeliz pero tampoco quiero desprecio, vacío. Y duele que mi padre no me reconozca nada de nada en un día tan señalado después de las discursiones que hemos tenido por el tema. Me duele mucho.

Si, ayer hiciste el discurso de abuelo del año y puede que lo seas pero, como padre, estás fracasando estrepitosamente.

FELIZ 1º CUMPLEAÑOS, MIQUEL

Ahora si, hoy 28-02-10 celebramos el primer cumpleaños de Miquel. El día mundial de las enfermedades raras, como dijo en su día Virginia. Llevamos toda la semana organizándolo. Hemos preparado calendarios con fotos de Miquelet para abuelos e invitados que vinieron. Ha habido muchos juguetes, ropita, pastel, vela... Un día muy especial.


Hemos ido a buscar el pastel esta mañana dando un paseo. A la vuelta le dí la papilla y lo cambié de ropita mientras el papi terminaba de preparar la comida y la mesa. Miquel se lo pasó bomba paseando de aquí para allá de unos brazos a otros, aunque prefería ir a su aire. Ya me veo corriendo, ya que cuando se arraga a mi andador para andar conmigo, lo hace para empujar el andador más deprisa.

Parece mentira que haya pasado un año ya. Hace un año temía yo por su vida en el quirófano y ahora tengo un angelote que no para quieto y que me da todas las alegrias del mundo. Y Jordi, que aun me está presumiendo ahora mismo que él vió al niño antes que yo... ¡Vale! Pero yo, dentro de unos minutos, celebraré el primer momento en el que lo ví con los ojos cerrados, buscando mi peecho. Y ese olor tan especial...

Feliz cumpleaños y feliz vida, Miquel!!!!!!!

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