martes, 21 de diciembre de 2010

Para comérselo a besos....

Miquel tiene 22 meses y está precioso. Además, es muy muy inteligente. Si, este artículo está escrito desde el orgullo de madre pero ya tocaba ¿no?

Siempre está dispuesto a ayudar y hacer cosas. Cuando se le escapa un juguete, lapiz o pelota debajo del sofa del comedor, va corriendo a la cocina a buscar la escoba para sacarlo sin que nadie le diga nada. Claro que para sacarlo necesita ayuda. Le encanta ayudarme a hacer la cama aunque solo consista en golpear el colchón, tirar de las sábanas y acercarme la almohada.

A Miquel le encanta mi silla de ruedas, muchas veces levanta los reposapies, pasa dentro y los baja y se queda ahí metido sentadito jugando. Ya varias veces, al llegar a casa me ha cogido de ambas manos y ha tirado para que me levante y le deje su "casita" libre. El otro día decidí bajarlo de la silla en la calle y llevarlo con los tirantes y fue toodo el rato a mi ladito. Llegué yo muy contenta a casa de mis padres y lo estaba contando mientras me quitaba el abrigo, cuando Miquel deja de jugar y va corriendo a traerme el bastón que siempre utilizo allí sin que nadie le dijera nada ¡Nos quedamos alucinados! Y es que me lo como...

El otro día fuimos a escuchar villancicos rocieros. Sinceramente, no me gustan mucho pero como al niño le encanta la música... (¡lo que una madre llega a hacer por un hijo!) ¡Diós mío! Miquel parecía que estaba en un concierto de rock Reía, palmoteaba, cantaba, bailaba... Acabó siendo el centro de atención. A cada villancico que acababa, exclamaba "¿no hay más?".

Y es que las alegrias que te da un hijo son muchas y variadas. ¡FELIZ NAVIDAD!


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