jueves, 7 de abril de 2011

¡No corras, Miquel!

Esa es la frase que más se repite estos días. Miquel hace meses que no aceptaba ir de la mano, se le cogía para cruzar y punto. Pero a medida que el señor ha ido cogiendo velocidad la situación se ha hecho insostenible. Ir de paseo con Miquel era un continuo ir detrás de él corrigiendo su trayectoria desbocada. Eso en nuestro barrio ranquilo puede ser cansado pero en el centro es algo caótico. No puede ser que un niño de dos años corra con ese descontrol, así que hemos insistido todos en que debe ir de la mano o a nuestra altura siempre.

Yo lo llevo con los tirantes pero me conviene que el niño aprenda a ir al lado mío como a todos. Por su seguridad y por nuestra tranquilidad. Todavía se nos desboca a veces pero ha mejorado mucho. En cambio, conmigo va a mi ladito. El problema es ese: que quiere ir demasiado cerca ¡sigue empeñado en subirse en la parte posterior de la silla! Y no me gusta nada, me parece peligroso e inseguro aunque creo recordar que en la película Madres con ruedas alguna lo llevaba así pero no estoy segura ni me gusta la idea. Así que así vamos por la calle, intentando educar a Miquel.

Hablando de educación. Este año si que quiero matricular a Miquel en la guardería. Le hace falta. Sé que las mañanas serán caóticas pero será cuestión de acostumbrarse. Entrará en el último curso de guardería y creo que es muy importante para el cole. Espero que allí le frenen un poco por que en el parque es algo brutote. Irá sólo tres horitas, no es que te de tiempo para mucho pero es por él más que nada.

También he tomado otra decisión importante: Quiero dejar el pecho. Quiero dejar de dar de mamar a Miquel. Y esta vez es una decisión definitiva, tiene ya 25 meses, creo que ya podemos estar orgullosos de nuestra lactancia ¿Por qué lo quiero dejar? Mi hijo mama nada más levantarse, me va de coña por que mientras mama le cambio los pantalones y le visto casi entero (después le cambio los pañales). El resto del día es a demanda. Pero ese "a demanda" se está convirtiendo en un "aquí te pillo, aquí te mato" "sí o sí". Cuando quiere teta, la coge de cualquier manera sin que me de tiempo a nada. El niño es alto,se acerca a mí, me inclino ligeramente a hacerle carantoñas y ya se engancha a la teta. Lo quiero abrazar, tenerlo en brazos.. pues ya tiene que ser con la teta fuera. Y si me niego o le doy otra cosa de comer, ¡berrinche! Que si, que lo entiendo, que para él es muy importante. Pero me gustaría recuperar el control de mi cuerpo, dejar de elegir la ropa que voy a ponerme pensando en el posible ataque de mi tetadicto. Me siento acosada. Me gustaría poder dormirlo en la cuna sin el pecho aunque siga acariciandolo y besando por que el niño pesa...(bueno, eso ya sé que no se consigue solo quitando el pecho). Resumiendo, estoy cansada y me gustaría empezar a dejar de dar el pecho. No quiero tomar pastillas. Lo quiero hacer bien y poco a poco. No me importa tardar tiempo aunque en septiembre me gustaría que lo hubiera dejado ya antes (por que vestirlo así es complicado).

Así que pedí consejo a una asesora de lactancia para dejar el pecho (resulta paradójico, ¿no?) Lo que debo hacer es acortar el tiempo de las tomas primero y después empezar a negarlas. Va a ser un proceso largo, a veces gano yo y a veces gana Miquel. Por las mañanas le doy teta pero ya le ofrezco cereales, cola cao y él va picoteando y sigue tomando su papilla de cola cao después. El resto del día lo que hago es darle pecho cuando pide pero enseguida ofrecerle un juego o pan (a veces cuela y a veces no). Otras veces le digo "No toca" y a jugar con algo (a veces cuela y a veces no).