jueves, 15 de septiembre de 2011

El poder de la rutina.

Hoy es el cuarto día de guardería de Miquel y creo que ha sido un cambio positivo para todos. Me parecía imposible levantarlo tan pronto, llegar a tiempo, dejarlo allí... Pero todo ha sido más fácil de lo que imaginaba.
El niño debe entrar a las nueve, así que para que nos de tiempo a todo: teta, jugar, vestirlo, papilla y tele, lo despierto a las ocho menos cuarto. unos días me cuesta más y otros menos pero procuro que a las ocho deje la teta para empezar a vestirlo jugando con él. Despues le doy la papilla que he hecho mientras desayunaba (yo me levanto a las siete) viendo la tele en el comedor. A las ocho y medía llega mi padre y lo lava mientras yo recojo un poco los cacharros del desayuno. Y salimos. Últimamente, Miquel tiene mamitis-tetitis-aguditis en la calle, así que así vamos al cole. Pero a la que ve la puerta del colegio, se baja y entra corriendo. Estos tres días me he quedado con él un ratito y cuando me despedía por poco tiempo me daba un besito y seguía jugando feliz. Ayer estuvo hora y medía solo y quedó contento. Hoy le toca quedar dos horas y quedó lloriqueando por que se acordó de la teta cuando ya me iba. Es duro pero el niño sale feliz de allí y ayer por la tarde decía palabras nuevas.
He pensado en llevarlo yo y que lo recoja el abuelo por que así junto las horas para trabajar aunque me toca la parte negativa del asunto (dejarlo alli) Espero que siempre vaya contento como hasta ahora.
Al levantarse pronto es más fácil que haga la siesta aunque la sigue haciendo tarde. Estoy acostumbrándolo a dormir en el sofá del comedor, lo duermo allí por que no podía ser lo de dormirlo en la calle ahora que empieza el frio. No me cuesta mucho ya que el niño madruga.
Estoy contenta con que el niño vaya a la guardería. Lo que me preocupaba algo es que parece que el niño se ha vuelto mucho más dependiente de mí. Solo quiere los brazos de mamá o de papá pero ¿por qué me he de preocupar por eso? Está viviendo un cambio importante y es normal que busque ración extra de cariño. Que el niño no anda nada... ¡pero si no para quieto en todo el día! Creo que es solo una etapa más, cualquier día no querrá que lo coja así que he de aprovechar. No creo que esto sea malcriarlo. Malcriarlo sería responder a sus berrinches por querer algo que no puede ser concediéndoselo. pero un abrazo es gratis y gratificante ¿por qué se ha de negar?
También es verdad que me encanta que vaya a mi ladito caminando. Los tirantes los hemos olvidado por que cuando va a mi lado me da la manita. Creo que la confianza hace milagros y este niño es muy listo. Aunque eso de ir de la manita solo lo hago si voy sola en aceras muy anchas o plazas para que me dé tiempo a reaccionar en caso de descontrol. Pero al poco rato se vuelve a subir a mi regazo.