martes, 20 de octubre de 2015

Embarazo y espasticidad

Estoy teniendo la suerte de asistir curso pionero que ofrece Convives con espasticidad en Mutua de Terrassa. Se trata de la Escuela de afrontamiento activo para personas que conviven con discapacidad


Realmente, me interesó mucho asistir a este curso y que se trabajaba el lado humanista de la discapacidad. Una persona con discapacidad sale de la consulta del hospital con un diagnostico rimbombante que queda muy clarito en el papel pero después ¡nadie te dice como gestionarlo en tu día a día! La espasticidad era una palabreja que aparecía de vez en cuando en mis informes como algo secundario ¿Secundario? La espasticidad se convierte en tu compañera mas fiel muy a tu pesar.


Es un tema muy interesante que abarca muchos aspectos pero aquí  hablamos de maternidad. Así que intentaré resumir las interferencias de la espasticidad en lo que afecta a la concepción, embarazo y parto. En casos en los que la espasticidad sea muy severa, el coito y por tanto la concepción puede resultar complicada, que no imposible. 


La espasticidad conlleva una sobretensión en los músculos que puede complicar aun las consecuencias de los mareos de los primeros meses,  provocando calambres al intentar evitar caídas. Ahora comprendo por qué yo empecé con dolores musculares en la espalda ya en el cuarto mes a  pesar de que mi barriga era insignificante. Los dolores musculares fueron constantes el segundo y el tercer trimestre. Resultó agotador. Cuando me quedé embarazada estaba casi segura de que mi hijo nacería antes de  tiempo por mis condiciones físicas. Ya sabéis que no me ganaría la vida como pitonisa. Pero lo que más me preocupaba era el parto, esa era la prueba de fuego. Cuando le comenté a  mi ginecólogo mis miedos para afrontar el parto debido precisamente a mi espasticidad, su respuesta fue "si puedes cagar, puedes parir" exactamente. Esa frase ha quedado para la historia. Efectivamente, los pujos que se hacen para parir son exactamente iguales que los pujos que se hacen para defecar. Pero expulsar a tu hijo de tres quilos y  pico implica mas esfuerzo y emociones que expulsar un excremento, digo yo.  Yo era consciente de que la espasticidad podría complicarme el parto a menos que la epidural la aplacara,  Redacté un plan de parto en el que pedía la epidural y que me sujetaran las piernas en los pernos en caso de necesidad. No sabía como mis extremidades reaccionarían al dolor a la presión de momento....  Contaba con el apoyo de mi ginecólogo escatológico para intentar el parto vaginal pero mi firme decisión de intentarlo era solo un pavor  irracional a la cesárea (ya que mi parálisis cerebral  es fruto de una cesárea desastrosa).  El día del parto, en la semana 42, ya sabéis que el escatológico fue mi hijo y el parto fue por cesárea de urgencia, así que no pude poner en practica ninguna teoría. Mi  cesárea fue angustiante y rápida pero no implicó demasiadas molestias físicas.


Después del parto, el cuerpo de la mujer está en constante alerta pendiente de su retoño. Por eso, por puro instinto, creo que la espasticidad me dio una tregua para poder atender a mi hijo como deseaba.


Me hubiera gustado añadir algo más objetivo y contrastado pero la información que existe hoy en día sobre mujeres con discapacidad que deciden tener un hijo aun es muy escasa, lamentablemente.